Si tienes menos de 30 años y estas leyendo esto....

 

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¡Pues… te felicito! Ya estás con un pie muy por delante de los demás jóvenes de tu edad.

Sin ninguna duda, el tiempo es el factor más importante en el mundo de las inversiones. Si comienzas a invertir siendo joven, tienes toda la vida por delante para verlas crecer. Si comienzas de viejo, el factor tiempo te juega en contra. Si cometes errores siendo joven… no hay problema. Te paras, aprendes de tu error y te sirve de lección. Lo agregas a tu “caja de herramientas” para el futuro. No es igual si te caes siendo mayor. Todos los grandes inversionistas - sin excepción- se han caído. Lo importante es aprender del error y pararse nuevamente lo más pronto posible.

No hay forma de volver el tiempo atrás… y no es necesario ser inversionista para darse cuenta de ésto. Todo lo demás es reversible... el tiempo no. Puedes revertir tu vida amorosa, muchas veces tu salud, tu fortuna económica… pero no el tiempo pasado. Lo anterior no significa que tu única opción es comenzar a invertir de joven, pero -sin duda- es lo deseable. Sin embargo, no todo el mundo puede hacerlo por las diferentes circunstancias de la vida. Sin meternos aquí en profundidades numéricas, la siguiente es la situación de 1 dólar invertido a los 20 -30-40 y 50 años (considerando rescatarlos a los 75 años y con una tasa de crecimiento (interés) de 8% anual). ¡Aquí se ve en todo su esplendor la magia del interés compuesto!

Sin embargo, lo que sí o sí se puede hacer desde muy joven es educarse. Hoy en día, los recursos disponibles son tan abundantes que ni siquiera es necesario gastar dinero en aprender. Lo importante hoy es diferenciar “la paja del trigo” y educarse con buen material, en forma sostenida, consistente y ordenada. Saber inglés también ayuda muchísimo a acceder a un mundo de información disponible online… y gratis. (1:45 –sin números)

Robert Kiyosaki, autor de muchos libros y de numeroso material educativo te diría que no es necesario ser un experto en todos los temas, pero sí saber “un poco de todo” en el área de inversiones que te interesa. Por ejemplo, si inviertes en propiedades, no es necesario que seas contador o abogado (los vas a contratar en el futuro), pero sí debes tener nociones básicas (y tal vez un poco más) de ambas disciplinas para sacar el máximo provecho de ellas en tus inversiones. En síntesis, aprovecha que eres joven y fórmate, edúcate y aprende cómo funciona el mundo de las inversiones. Esto te permitirá ganar importantes facultades que te servirán por el resto de tu vida y, por supuesto, en tus inversiones futuras.


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